Terminó la campaña; votaron los españoles; estamos a la espera de nuevo gobierno. Los partidos han pasado de la formulación de valores etéreos a un mercado de propuestas concretas para colectivos diana. Se echa a faltar más reflexión; una narrativa que una los valores con las líneas de trabajo y las propuestas; un cemento dialogado y maduro que permita conjugar el quiero y el puedo.
Junto a esto, el ruido enorme que ya nos acompañó toda la legislatura; el Partido Popular, cuya voluntad y raciocinio se encuentra abducido por una secta político-mediática que apenas recluta a un tercio de sus votantes (hooligans más que votantes en este caso), ha seguido con su sistemático proceso de tremendismo y radicalidad, que ayuda tan poco a enfrentar los verdaderos problemas, como a crear hostilidad entre los ciudadanos.
El gobierno saliente y el Partido Socialista, cuyas debilidades en el gobierno y la gestión general y sectorial son evidentes para todo el que haya seguido con cierta atención esta legislatura, pueden perfectamente escabullirse de la rendición de cuentas, al tener a la oposición política en críticas de brocha gruesa y en descalificaciones que se aproximan al insulto.
In-sana (poco sanitaria) campaña, porque en este debate tan poco edificante, nuestro sector, la sanidad, y nuestra organización, el Sistema Nacional de Salud, han quedado en un rincón, desatendidos y olvidados como lamentablemente suele ocurrir (salvo cuando hay malas noticias financieras como en la Segunda Conferencia de Presidentes).
De todas formas, habida cuenta cómo el debate partidario, en las claves en que se ha dado últimamente, tiende a estropear todo lo que toca, casi es preferible que haya estado bajo en la agenda política. O sea, que puede ser sano el haber sido insana.
La gran pregunta para la nueva legislatura: ¿habremos acabado la bronca que no nos deja trabajar sectorialmente?; ¿se terminará la insoportable levedad del gobierno sanitario, para buscar reformas estructurales?; ¿habrá espacio para intentar un nuevo contrato social por la sanidad pública?.
Los primeros tambores de la nueva batalla ya se escuchan; muchos piden un pacto como el de Toledo; de un lado dicen que sólo si Madrid y Valencia dejan de privatizar la provisión podría haber pacto; y en éstas dos comunidades, especialmente Madrid, los nuevos Don Pelayos y Pelayas se preparan para la reconquista del Partido Popular y de las Españas; si para lo segundo hay que jugar a la desobediencia civil (lo de educación para la ciudadanía será sólo un aperitivo), pues se juega sin problema... Algunos piensan que en esta clave, las conductas diferenciadoras y fragmentadoras de estos territorios, pueden darles el dudoso título de auténticos “abertzales del SNS”.
Esperemos que estos tambores se atenúen, y que el sentido común acabe imponiéndose. Demasiado ruido para trabajar; demasiado odio para construir; demasiada ambición para crear cohesión social y futuro para las nuevas generaciones ...
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