miércoles, 24 de febrero de 2010

OFENSIVA FINAL DEL ÁREA ÚNICA DE MADRID



Comentario rápido de los dos borradores de decreto que desarrollan la Ley 6/2009 de libre elección – área única


José R. Repullo
24 de febrero de 2010




a) Borrador de Decreto de estructuras básicas sanitarias y directivas de atención primaria de salud del área única de la CM.


En pocas palabras: Decreto de extinción de estructuras de área y de jerarquización bonapartista de la organización profesional de atención primaria.

Comentarios y críticas sobre puntos clave:

Hay zonas básicas de salud (aunque el otro decreto –libre elección- las vacía de contenido funcional), que se redefinen en anexo (no difundido); entre la zona básica y la región no hay nada, salvo una gerencia única para toda la CA, con una serie de direcciones funcionales o territoriales que carecen de interés práctico, pues toda la autoridad se concentra en un único punto del organigrama a nivel regional.

Entre los 257 centros de salud (+158 consultorios locales en medio rural) y la región no habrá un marco territorializado, estable y con contenidos de gestión de servicios. Parece un despropósito organizativo evidente. Supone un abandono a su suerte a toda la red de centros de salud. No puede haber inteligencia gestora para lidiar desde un único vértice con cerca de 300 nodos que acumulan problemas y necesidades cotidianas, y que precisan consultar y gestionar asuntos cuyas implicaciones económicas, materiales, y de personal precisan de unidades directivas y administrativas que no están construidas en su ámbito territorial, sino colgadas de una única estructura regional.

Cada edificio (centro de salud) tendrá un Director (para los equipos de atención primaria –uno o varios- que estén en el mismo); éste substituye a los coordinadores, y aunque se aceptan algunos principios de convocatoria pública, concurrencia y mérito (curiosa conversión tardía a principios de buen gobierno), la figura que dibuja es la de un directivo de línea, que rinde cuentas arriba, y supervisa el trabajo de los de abajo. Un modelo fabril con rol de capataz, que ha de ejercerse a tiempo parcial (aunque en condiciones especiales se le pueda eximir parcialmente de la función asistencial).

El rol que se dibuja para Director del Centro de Salud es irreal y contradictorio; aparentemente se intenta superar la imagen de corte más “cooperativista” y horizontal del “coordinador de EAP” (una especie de primus-inter-pares), para que tenga más fuerza gerencial; pero por otra se le mantiene atrapado en el marco laboral del equipo, ni siquiera se le libera de oficio de parte de la carga asistencial, se le añade más de un equipo a su mochila, y se le presiona con una responsabilidad directiva para la cual no parece que tenga recursos de poder o autoridad suficientes.

Dos errores: buscar modelos jerárquicos lineales para organizaciones profesionales complejas (“el tío de la vara” no es la solución); y dejar a 257 directores abandonados a su suerte, habida cuenta el abismo entre el centro de autoridad y gestión regional, y estas unidades locales tan numerosas y dispersas (quizás un call centre para directivos pueda consolarles, pero no evitará que sigan solos en la lejanía).


Se extingue de forma expresa y absoluta, y sin recambio, las normas básicas de funcionamiento de los Equipos de Atención Primaria de 1988 (y, obviamente todo lo que se oponga a lo establecido en el propio Decreto).

Este ensañamiento normativo tan inespecífico como arbitrario, lo que busca es completar la obra destructiva de todo vínculo organizativo y todo criterio ordenador de la práctica de la atención primaria. Lo mismo que en otro decreto, la orientación política de ambos es la desregulación; una fe insólita en la mano invisible que ajuste oferta y demanda, y una irresponsable hostilidad a cualquier racionalidad técnica (gestora o planificadora).


b) Borrador de Decreto por el que se regula el ejercicio de la libertad de elección de médico de familia, pediatra y enfermero en atención primaria, y de hospital y médico en atención especializada…

En pocas palabras: Decreto de libérrima elección sin organización ni reglas de juego: la Consejería pone los recursos donde le parece, los financia como quiere, y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga (apáñate como puedas, querido paciente y querido médico)

Comentarios y críticas sobre puntos clave:

El paciente puede cambiar sin limitaciones (incluso diariamente) de profesional de atención primaria; este deberá aceptar sin límite cuantitativo todo lo que se le venga encima; sólo puede negarse individualizadamente (incompatibilidad de caracteres con pacientes concretos, y según decida el Director de su centro). Suponemos que el médico de primaria (componente capitativo) podrá cobrar más con cada paciente que le elija (cosa que no ocurre en el modelo salarial del especialista).

El sistema queda tan des-regulado, que casi se echan de menos borradores anteriores donde se ajustaban algunas normas para las visitas domiciliarias médicas y de enfermería en el caso de que el paciente eligiera un médico de familia de fuera del área. Aquí se ha decidido no andar con tonterías ni sutilezas. Ni cupo máximo, ni demás blandenguerías; cada cual que haga lo que quiera, que la Consejería mirará cuidadosamente para otro lado. La libertad como valor máximo y absoluto, parece concretarse en la ausencia de responsabilidad pública.

A quien se le “prescriba” la atención hospitalaria (¡cielos!, prescribirla como una aspirirna… ¿no habrá otro sinónimo más apropiado?), podrá ir al hospital, servicio y médico que quiera; se le ofrecerán carteras y catálogos de procesos, así como un telemático sistema de citación para ir concertando citas; sin más limitación que el que para un mismo proceso no podrá ser atendido en varios hospitales (y también una confusa referencia a centros hospitalarios de referencia, que se cuidan mucho de definir qué o cuáles son).

El texto, aquí también, ha empeorado los borradores anteriores que circulaban; lo que no dice es más importante que lo que dice: al no establecer ningún mecanismo de financiación cruzada (el controvertido “dinero sigue a paciente” de propuestas previas), lo que significa es que el vector que va a determinar la relación de la demanda y la oferta va a ser en positivo la atractividad de hospital y servicio (cercanía, reputación, recomendación del generalista), y en negativo la espera acumulada para acceder al recurso.

Este modelo se torna en realidad en un no-modelo; ante los problemas prácticos de regular la relación entre oferta y demanda, intentar compensar los mayores costes variables que soporta el hospital o servicio más elegido, e intentar derivar incentivos adicionales para los servicios y profesionales con mejor desempeño, el Decreto ha decidido simplemente obviar tanto lío, y dejar las cosas a su aire, las persona a su libre albedrío, y el sistema manga por hombro.

Si no hay decisiones organizativas y asignativas, este sistema de libérrima elección de hospital, servicio y médico, lleva en la práctica a que la Consejería de Sanidad desintegre su acción sobre oferta y demanda: por una parte, podrá seguir haciendo inversiones y asignación presupuestaria de acuerdo a sus propias preferencias (por lo tanto, el crecimiento o abandono de los centros y servicios dependerá en buena medida del juego cortesano y de las amistades peligrosas); y por otra, dejará que la demanda busque la oferta, y se ajuste en función de la deseabilidad del servicio y de la espera del mismo.

Será la obstinación y estupidez del paciente (como ahora en la lista de espera quirúrgica) la que le ate a su hospital general próximo masificado, en vez de viajar al otro lado de Madrid para que le vean dos meses antes; seguramente también quedará excluido del cómputo de espera de consulta por su propia culpa…

La excusa de la libre elección sirve para abdicar de planificar poblacionalmente, oculta los molestos problemas de accesibilidad, y evita tener que enfrentarse a dilemas de equidad. Qué confortable es abandonarse a la mano invisible, vía racionamiento implícito e invisible. Como decíamos al principio: la Consejería pone los recursos donde le parece, los financia como quiere, y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga; Apáñate como puedas, querido paciente y querido médico.


Comentario final:


Por supuesto que en el debate de ambos decretos, la Consejería de Sanidad podrá argumentar que tiene otros conejos en la chistera; de hecho, la Ley 6/2009 tenía un carácter derogador y habilitador masivo y excesivo (borraba la pizarra y anunciaba que la reescribiría en sucesivos decretos). Pero estos decretos siguen usando la misma técnica: siguen derogando y des-regulando, y habilitando de forma impropia a decisiones de cada vez menor nivel.

En este juego de oportunismo y ventaja del poderoso es difícil no desorientarse; pero la realidad es testaruda; el camino es incorrecto; los problemas están ahí, y a partir de estos dos Decretos, la Consejería asume una huida hacia delante, donde abandona irresponsablemente a su suerte a los servicios sanitarios de Madrid, y extiende una cortina de humo para intentar atravesar el desierto de la crisis presupuestaria sin asumir los resultados de sus acciones (e inacciones), y llegar a revalidar el poder en las próximas elecciones autonómicas de 2011.

La política partidaria sobre la responsabilidad institucional. Y esta vez de forma abierta y descarnada. Mala noticia para todos; para los pacientes, para los profesionales, para los trabajadores de la sanidad de Madrid. Mala herencia que va a afectar a las siguientes generaciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La Federación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (FEMYTS) criticó hoy que la presidenta del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM), Juliana Fariña, no se pronuncie sobre la implantación en Madrid del área única de salud cuando afecta al día a día del trabajo de los facultativos.

MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

La Federación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (FEMYTS) criticó hoy que la presidenta del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM), Juliana Fariña, no se pronuncie sobre la implantación en Madrid del área única de salud cuando afecta al día a día del trabajo de los facultativos.

FEMYS indicó en un comunicado que su organización manifestó por carta a Fariña que la Consejería de Sanidad, en los últimos meses, "ha seguido una política de cambios en la estructura sanitaria, que han supuesto un factor desestabilizador y de incertidumbre para los médicos", así como su "oposición" a la implantación del área única de salud.

Así, los médicos consideraron que el área única "no aporta nada a los pacientes", que "añade mucha más confusión en el caos en el que están inmersas las profesiones sanitarias", y que el Colegio de Médicos no puede permanecer ajeno a un "cambio tan radical".

Según explicó FEMYTS, Fariña no contestó a pesar de que la implantación del área sanitaria única "tiene altísimas consecuencias para el trabajo del día a día de los facultativos", y consideró que su análisis y debate "no puede ser eludido por ninguna organización médica".

Así, los médicos explicaron que el ICOMEM, "por definición legal, es una corporación de derecho público de carácter representativo y personalidad jurídica propia, que agrupa obligatoriamente a los médicos que ejercen como profesionales en el ámbito de la Comunidad de Madrid" y cuyos fines son "velar por la satisfacción de los intereses generales relacionados con el ejercicio de la profesión médica, la representación exclusiva de la profesión en su ámbito de competencia y la defensa de los derechos e intereses profesionales de los colegiados".

Asimismo, señalaron que el Colegio se dedica a "la ordenación del ejercicio profesional, ser garante ante la sociedad de la adecuada titulación y deontología de sus miembros, y la cooperación con los poderes públicos en la defensa y promoción de la salud".

"Tanto ante los profesionales como ante los ciudadanos, el Colegio Oficial de Médicos de Madrid tiene la obligación pronunciarse sobre el proyecto de área sanitaria única que alterará el actual modelo de asistencia sanitaria", concluyó FEMYTS.